Siguiendo con nuestro tema de la telenovela, veremos que el melodrama televisivo tiene sus raíces en la novela rosa, la música popular, el radioteatro y las primeras películas parlantes realizadas en Hollywood; sobre lo cual también puntualiza Ricardo Piglia: "El relato cinematográfico no es otra cosa que la transposición al cine de la gran novela del Siglo XIX". Pero ¿Cuáles son los códigos y referencias que maneja este tipo de cine como una estructura exacta para el logro de sus objetivos?:
1) el desarrollo de una narrativa que asegura la relación cine/público, ya que esta "recupera el gusto popular de escuchar y contar historias, existente desde la distante etapa oral de la literatura(*)".
2) De la planificación y sintaxis común al género melodramático, basadas en una convención lingüística que llega a un grupo amplio y homogéneo. Esta convención se relaciona con la ilusión de realidad, de que todo ocurre "naturalmente".
3) De la utilización de prototipos y arquetipos que simbolizan las virtudes y maldades, o el orden y el desorden patriarcal, que son emblemáticos y representan modelos de comportamiento.
Ahora bien, si tomamos en consideración estos planteamientos y los transcribimos al género de la novela televisiva, podemos analizar puntos fundamentales para su desarrollo en nuestra sociedad y la aceptación de esta como "reflejo" de esa misma sociedad.
¿Cuántas veces los personajes principales de las telenovelas son "feos"? Pero, ¿Si has notado, por el contrario, que los "malos" son casi siempre de aspecto desagradable?, ¿acaso no es casi siempre la (el) protagonista una persona pobre que llega al final, después de luchas y sufrimientos, a ocupar un puesto en el honorable sitial de los ricos?
La telenovela no es más que un universo simbólico donde amor/sufrimiento/fatalidad son el pasaporte al paraíso, pero esta triada también construye el discurso oculto del poder patriarcal. Volvamos a la base fundamental del discurso melodramático: El amor.
El amor, como un sentimiento que está por encima de clases sociales, surge con la revolución francesa y grita a los cuatro vientos la posibilidad de que "todos somos iguales". Nuestros pueblos, ubicados en un ámbito de subdesarrollo y pobreza, necesitan de este discurso para encontrar en él el paliativo a sus necesidades. Guillermo O'Donell(**) comentaba acerca de esta misma clase de sociedad en los años cincuenta: "Este tipo de estructura producía sociedades rígidamente jerarquizadas, con concentración de renta y poder en una minoría. Eran estados oligárquicos donde no existía el carácter de ciudadano"; a lo cual concluye Silvia Oroz(***): El amor, entonces, acaba con la jerarquización social.
Pero el amor no puede funcionar sin ser conjugado con la mujer, ya que ésta, en nuestra sociedad, es la responsable del aspecto privado, por lo que le cabe la responsabilidad de mayor inversión amorosa. Así amor/mujer/melodrama son un trípode temático/narrativo que funciona como un camino de reflejo de las relaciones afectivas y de poder del imaginario latinoamericano. La mujer, en la historia de la representación del personaje femenino melodramático, tendrá innumerables títulos de películas, y será, la mayoría de las veces, el centro narrativo y/o la causante de la desarmonía en la estructura dramática.
El discurso del amor hombre/mujer se presenta en dos grandes bloques. Uno, el amor doméstico, productivo y con contradicciones pasajeras. El otro, el "amor-pasión", improductivo y con contradicciones estructurales. En ambos habita un reconocimiento cultural no declarado, tal y como funciona la diada deseo/falta".
Enmarcados rígidamente por estos esquemas se encuentran los valores culturales, morales y sociales de nuestros pueblos, y es que la telenovela ha logrado, además de todo ello, perdurar comportamientos y delineamientos de nuestra percepción del mundo; para esto solo basta con analizar las opiniones del misionero apostólico P.V. Marcha en el libro "La mujer tal como debe ser" editado en 1899 y ponerlo en el contexto social de hoy: "La mujer sabe amar mucho; éste es su destino, ésta su gloria, la fuente de sus grandezas y a veces de sus angustias. Además ha recibido parte considerable de la distribución del sufrimiento como para dilatar su amor purificándolo". ¡Qué gran cambio con el esquema que maneja la telenovela de nuestros días!
Para concluir esta pequeña disertación tomaré las palabras de la madre en la película La fuga (Argentina 1937) cuando le explica al gángster que se volvió maestro rural el "Método representativo de la enseñanza": "Va al sentido óptico de los chicos... Consiste en representar ante el alumno lo que es necesario inculcarle. De esa manera no lo olvida jamás. Porque todo entra por los ojos. Ver es aprender". Y termino con Silvia Oroz: "...El género y su tema amoroso hegemónico, precisan ser entendidos como un lugar de privilegio, una zona de representación donde se expresan, por lo dicho y lo no dicho, las formas de vida y cultura dominante".
(*) Oroz, Silvia. Melodrama: El cine de lágrimas en América Latina. Ed. UNAM. México, 1996.
(**) O'Donell, Guillermo. Analise do autoritarismo burocrático. Paz e Terra. Rio de Janeiro, 1990.
(***) Oroz, Silvia. Intervenciones en el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española. Edición provisional.
BIBLIOGRAFIA:
Marchal, P.V. La mujer tal como debe ser. Garnier, Hermanos, Libreros-Editores. París, 1899.
La Fuga (Película). Argentina, 1937. Dir. Luis Saslavsky.
La Influencia de los Medios de Comunicación. Página Internet.
De Grandis, Rita. Incursiones en torno a hibridación, Una propuesta para discusión: De la mediación lingüística de Bajtín a la mediación simbólica de Canclini.
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