Esta es la primera de una serie de pequeños (aunque no por ello poco importantes), consejos sobre algunos aspectos a tener en cuenta al momento de enfrentar la aventura de escribir tu guión o libreto; ya que de alguna forma estos van a definir la manera en la cual vas a narrar tu historia, lo que a su vez redundará en el éxito o el fracaso de la misma, ya que estos detalles, por considerarse “de poca importancia” por parte de la mayoría de escritores, dan al traste con sus objetivos porque su forma de contar el cuento no motiva a la lectura, no logra calar en las personas encargadas de leer y aprobar sus guiones o libretos.
Después de esta pequeño reflexión entremos ahora sí de lleno a mi primer consejo, al cual lo llamaré Sencillez.
Lo primero que debes tener en cuenta es que cuando escribes una palabra lo que estás buscando con ella es transmitir una sensación o reflejar una imagen que tienes preconcebida en tu imaginación, y que si le das muchas vueltas o la escondes detrás de una infinidad de adornos y arandelas se perderá su sentido; por lo tanto, lo que menos debes hacer es maquillarla, preséntala simple, sencilla, con la menor cantidad de colorete posible.
Recuerda que el maquillaje se usa para tapar o disimular imperfecciones, aunque en algunas ocasiones haga resaltar aún más un rostro hermoso, el mismo siempre deberá ser bello aún sin el artificio, o nuestra decepción será grande cuando lo miremos al natural, cosa que con una verdadera buena idea nunca deberá ocurrir.
Sé sencillo. Utiliza palabras cortas y comunes, no rellenes de arabescos ni florituras tus descripciones ni tus diálogos. No los conviertas para el lector o el espectador en una afanosa búsqueda mental de sinónimos y referencias que le hagan perder el hilo de la idea central que estás queriendo transmitir; recuerda que ella, la idea, es lo importante, y no tu demagogia o tu pericia en el manejo de los sinónimos o de las palabras rebuscadas.
Al hacer descripciones sé lo más parco posible, recuerda que no estás escribiendo literatura, que son las imágenes las que hablarán por ti, no las palabras per sé. No te regodees en describir que en la sala hay 10 cuadros, 15 fotografías, 4 sillones, 3 jarrones. No relaciones algo en concreto a no ser que alguna de esas cosas influya de manera decisiva en la historia: es que en algún momento sólo habrá 9 cuadros, ¡se han robado uno!, eso es otra cosa, pero si no es así puedes decir simplemente que es una sala recargada de cachivaches; ¡déjale algo que hacer a los del área de arte, ambientación o utilería!, cada uno a lo suyo.
Mañana hablaremos de cómo hacer que quieran saber qué pasa en la próxima escena, o mirar la próxima página, o saber si... (el famoso if...)
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