Hace unos cuantos días llegó a mis manos una publicidad del banco Citibank, de esas que te llegan junto con los extractos bancarios, en donde te dicen siempre lo bueno que es tenerlos a ellos como respaldo a tu inversión; o que si aumentas todavía más de lo que ya tienes en tus cuentas te regalarán una olla, o una plancha, o una licuadora, o un reproductor de DVD (de esos que ya consigues por 2 pesos en la tienda de la esquina); o que si consumes mil millones con tus tarjetas de crédito en 15 días te regalarán un bonito reloj resistente al agua… pero bueno, ese no es el tema que quiero tratar hoy, así que dejemos esto al gusto del consumidor.
Aunque ahora que ya hablamos del consumidor, de eso sí se trata el tema, porque lo que llegó fue un folleto, muy bonito eso sí, como siempre, muy bien envuelto, que al abrirlo lo primero que decía era:
"La satisfacción de tener algo bueno,
es saber que puede ser mejor".
Así, tal cual, a doble línea y todo, como debe ser presentado todo poema, y más aún de esos que te engrandecen el alma, que te hinchan el pecho de satisfacción y te hacen levantar la frente de orgullo.
Dicho poema estaba como pie de foto de una imagen que mostraba a un hombre joven (25-30 años), con todo el futuro por delante, mirando desde una ventana de vidrio piso-techo a una moderna ciudad que se extendía a sus pies e inundaba toda su vista hasta fundirse con una puesta de sol en el horizonte.
¡Qué belleza!
Hasta que uno se detiene a pensar en lo que le quisieron decir los eminentes cerebros de la agencia publicitaria, y el banco, por supuesto, con los dos versos del poema citado: “La satisfacción de tener algo bueno / es saber que puede ser mejor.” Un momento… si eso es así, ¿podrían decirme entonces en dónde encuentro yo la bendita satisfacción, si cada vez que tengo “algo bueno” voy a saber que SIEMPRE “puede ser mejor”?
Sociedad de consumo, oh pobre, agobiada y esclavizada sociedad de consumo, he aquí tu eslogan.
Es decir que nada en la vida, incluida la cuenta o el producto como ellos le llaman, que tienes con el banco NUNCA llegará a ser lo suficientemente buena, porque ella SIEMPRE podrá ser mejor, y así te pasarás la vida buscando siempre algo que te brinde una satisfacción.
¡Oh!, perdón por despertarte a la realidad, porque dicha satisfacción nunca llegará, porque nunca tendrás la satisfacción de encontrar algo bueno, de disfrutar un triunfo, de degustar un buen vino, o simplemente de ver esa puesta de sol que está viendo el del anuncio del Citibank, porque todo eso SIEMPRE podrá ser mejor. Pobre vida desdichada la que te espera si te dejas engañar por las frases vanas y poco estudiadas emanadas de las mentes brillantes de unos creativos insatisfechos con sus propias vidas.
Esto me recuerda, ya para terminar, una frase que se repetía en un comercial de televisión de hace unos pocos años, en donde el niño protagonista, a pesar de haberse acabado toda una ración de jugo que satisfaría hasta al más glotón del planeta, exigía en tono de amo a su mayordomo-esclavo: “quiero más”, y seguro que así pasaría el resto de su existencia. Ahora me pregunto, ¿en dónde y cómo estará hoy ese niño (y sus subalternos-esclavos, incluidos sus padres)?
¡Ah, sí!, ya sé, mirando por la ventana de una agencia de publicidad mientras piensa en cómo crear un bonito poema para el Citibank mientras el sol se va escondiendo en el horizonte.
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