Hola a Todos.
Hoy, después de mucho, mucho tiempo de no visitar este entrañable espacio de encuentro con todos ustedes, quiero contarles que a partir de hoy pueden visitarme en mi nueva página, a la cual podrán acceder haciendo clic en la siguiente imagen:
Gracias a todos los que aún me acompañan, y gracias a todos los nuevos visitantes.
Un abrazo cordial para todos y... por allá nos vemos.
¡Gracias!
Así es, ¡gracias!, porque es todo lo que puedo decir después de haber estado recibiendo día a día todos sus comentarios.
Gracias, primero que todo, por haber querido leer mi libro. Sé que es un gran acto de valentía, y fe, el enfrentarse a la decisión de leer la publicación de un autor nuevo, porque no existe referencia alguna para decidir que lo que puedo encontrar en sus palabras sea realmente fructuoso para dedicarle mi tiempo y mis energías. Por eso, gracias.
Gracias también por tomarse el tiempo de escribir y enviarme sus apreciaciones. Les aseguro que cada una de ellas me llena de confianza en el camino por recorrer.
Es una sola palabra, me gustan las palabras solitarias (ustedes, quienes me han leído, me entienden ;) pero ella sola encierra todo lo que quiero decirles a cada uno de ustedes, mi lectores.
¡Gracias!
Gracias, primero que todo, por haber querido leer mi libro. Sé que es un gran acto de valentía, y fe, el enfrentarse a la decisión de leer la publicación de un autor nuevo, porque no existe referencia alguna para decidir que lo que puedo encontrar en sus palabras sea realmente fructuoso para dedicarle mi tiempo y mis energías. Por eso, gracias.
Gracias también por tomarse el tiempo de escribir y enviarme sus apreciaciones. Les aseguro que cada una de ellas me llena de confianza en el camino por recorrer.
Es una sola palabra, me gustan las palabras solitarias (ustedes, quienes me han leído, me entienden ;) pero ella sola encierra todo lo que quiero decirles a cada uno de ustedes, mi lectores.
¡Gracias!
Mi novela ya está a la venta
¡Así es!
Aunque parezca extraño, los que nos aventuramos a escribir terminamos descubriendo que lo más duro no son las horas frente a la hoja de papel o a la pantalla en blanco, sino que el trabajo realmente duro, y generalmente frustrante, es encontrar la manera de publicar esa historia que con tanto esfuerzo hemos escrito.
Pues bien, hoy, con gran regocijo, el mismo de haber librado una batalla y al fin haber logrado ganarla, les cuento que mi novela ya ha sido publicada.
Aunque por ahora su venta en papel, de forma impresa, sólo está disponible en Colombia, también he de decirles que ya está a la venta internacionalmente para medios electrónicos a través de Amazon.
Quienes vivan en Colombia la pueden adquirir en las prestigiosas librerías:
Por último, sólo me resta decirles un ¡gracias! a todos los que quieran comprarla, y quedo a la espera de sus comentarios.
El primer capítulo de mi novela
Hola amigos.
Con gran regocijo les presento el primer capítulo de mi novela "Remolinos de hojas secas".
Espero que les agrade y espero sus comentarios.
Un abrazo para todos.
Mi hermano se está muriendo y aún no le he dicho que lo quiero.
Tampoco puedo hacer nada por él, sólo estar allí como un estúpido,
viendo cómo su cara desfigurada por la hinchazón es una sola costra,
con un turupe como vulgar simulacro de lo que antes fuera su nariz, y
donde se veían sus ojos ahora sólo se asoman algunas pestañas
desflecadas. Su quietud semeja la muerte, pero todos mis sentidos se
concentran en aquellos rechinantes silbidos que surgen de su remedo de
nariz, y sin darme cuenta el ritmo de mi respiración y la suya se
vuelven uno solo. Abrazo con fuerza este maldito busecito hippie, el que
ha sido la causa de mi amargura y de su tragedia, y me enfrasco en
seguir intentando ponerle la rueda rota.
Espero que les agrade y espero sus comentarios.
Un abrazo para todos.
Mi hermano se está muriendo y aún no le he dicho que lo quiero.
Tampoco puedo hacer nada por él, sólo estar allí como un estúpido,
viendo cómo su cara desfigurada por la hinchazón es una sola costra,
con un turupe como vulgar simulacro de lo que antes fuera su nariz, y
donde se veían sus ojos ahora sólo se asoman algunas pestañas
desflecadas. Su quietud semeja la muerte, pero todos mis sentidos se
concentran en aquellos rechinantes silbidos que surgen de su remedo de
nariz, y sin darme cuenta el ritmo de mi respiración y la suya se
vuelven uno solo. Abrazo con fuerza este maldito busecito hippie, el que
ha sido la causa de mi amargura y de su tragedia, y me enfrasco en
seguir intentando ponerle la rueda rota.
Las manos me sudan, el
calor es insoportable, son las once de la mañana y la modorra del
cercano mediodía hace mella en el espíritu abatido de aquellos
momentos. Hasta el viento está quieto. Ni una sola hoja de los árboles
del patio se mueve, y sobre la amplia explanada que se encuentra al
frente de la casa se puede ver con facilidad el vaho que sube de la
tierra quemada. Incluso los lagartos le huyen al resol de ese momento.
En aquella hora sin tiempo ni los sonidos existen. No se ve un solo ser.
Pareciera que bajo el cielo azul infinito y límpido nada tuviera vida,
y aquí adentro de la casa todo es un reflejo exacto de lo que se ve
allá afuera.
¡Ahora sí!
Amigos, ahora sí, después de mucho tiempo de trasegar con mi novela, quiero compartir con ustedes la buena nueva de su pronta publicación.
Ya estaré mostrándoles los primeros capítulos para que tengan una idea y, ojalá, los mueva a que conversemos un poco sobre ella.
Ha sido un camino arduo y largo, pero hoy es recompensado con el sólo hecho de saber que está a punto de ver la luz. Este no es un momento de recordar los tropiezos, sino de seguir brindándoles, a través de mis humildes experiencias, un poquito fuerza para que también encuentren su camino y logren salir adelante con sus historias y sus proyectos.
También les quiero contar que hice un alto en el camino en cuanto a mis publicaciones sobre técnicas y estructuras narrativas, porque quise retomar el tema sólo cuando tuviera algo que mostrar, y demostrar, acerca de dichas técnicas. Con ello no quiero decir que para hablar sobre ello tuviera necesariamente que haber escrito algo, no, pero sí puedo ahora hablar con mucha más certeza y conocimiento sobre algo que me apasiona.
Les dejo por hoy con mi alma henchida de gozo, y les anuncio que desde ya estoy empezando la aventura de mi segunda novela.
Nos veremos ahora sí mucho más seguido. Felicidad y buenos deseos para todos.
Ya estaré mostrándoles los primeros capítulos para que tengan una idea y, ojalá, los mueva a que conversemos un poco sobre ella.
Ha sido un camino arduo y largo, pero hoy es recompensado con el sólo hecho de saber que está a punto de ver la luz. Este no es un momento de recordar los tropiezos, sino de seguir brindándoles, a través de mis humildes experiencias, un poquito fuerza para que también encuentren su camino y logren salir adelante con sus historias y sus proyectos.
También les quiero contar que hice un alto en el camino en cuanto a mis publicaciones sobre técnicas y estructuras narrativas, porque quise retomar el tema sólo cuando tuviera algo que mostrar, y demostrar, acerca de dichas técnicas. Con ello no quiero decir que para hablar sobre ello tuviera necesariamente que haber escrito algo, no, pero sí puedo ahora hablar con mucha más certeza y conocimiento sobre algo que me apasiona.
Les dejo por hoy con mi alma henchida de gozo, y les anuncio que desde ya estoy empezando la aventura de mi segunda novela.
Nos veremos ahora sí mucho más seguido. Felicidad y buenos deseos para todos.
El Camino del héroe 3 (El rechazo de la llamada)
Como ya vimos, nuestro héroe fue mostrado en su cosmos ordinario, en su estado inalterado, viviendo su vida como el más común de los seres de su mundo; y después asistimos al primer llamado que se le hizo para que afrontara la aventura que lo llevaría a convertirse en un ser especial, diferente, pero… ¿y si eso no es lo que él quiere?, ¿si eso lo llena de dudas?, ¿si no se cree a la altura de las circunstancias?
Y es que eso es justamente lo que sucede, porque nadie llega a convertirse en héroe sin sufrir antes las consecuencias de su osadía, de enfrentarse a circunstancias aterradoras, las mismas que hacen que la mayoría prefiera simplemente seguir sometidos a las reglas de su entorno, ya que al fin y al cabo le permiten sobrevivir sin mayor esfuerzo, aunque ello implique la mediocridad de una existencia sin sentido, sin metas, y por ende sin logros, pero con una comodidad sin sobresaltos.
Es por eso que ante el llamado de la aventura la respuesta casi inmediata y justificada sea la del rechazo, porque nuestro héroe, todavía uno más de su entorno, se pregunta si se justifica el arriesgarlo todo, incluso su vida, por conseguir algo que quizás ni siquiera sea valorado en su justa medida, así que creará evasivas y distracciones, inventará excusas que no lo hagan ver (ante los demás y ante él mismo), como un cobarde, así que “conectará la tele en busca de una nueva quimera y se dirá que tal vez mañana se ponga en marcha”.
Aventurarse es adentrarse en un territorio desconocido e incierto, es dejar la tranquilidad de la rutina, es dejarse arrastrar al descubrimiento de lugares, de cosas, e incluso de nosotros mismos para encontrar al final resultados que tal vez no nos esperábamos y que no queríamos hallar. Eso da miedo, y no es para menos.
Pero para llegar a convertirse en héroe lo primero que debemos enfrentar son nuestros propios miedos, porque sólo a partir de allí nuestro espíritu se verá fortalecido y podrá enfrentar con relativo éxito las guerras que se avecinan.
Esta es la etapa de la duda, pero que debe ser superada, como todas las siguientes, para llegar a conseguir el elixir de la gloria, la que lo eleve por encima de los demás, que lo haga único, y él lo sabe, pero solo no podrá dar el paso, y es allí donde emerge la figura que lo hará tomar al fin la decisión definitiva de agarrar la rienda y enfrentarse a lo que la aventura le depare, pero esa figura y sus implicaciones son parte de la cuarta etapa que veremos más adelante.
Y es que eso es justamente lo que sucede, porque nadie llega a convertirse en héroe sin sufrir antes las consecuencias de su osadía, de enfrentarse a circunstancias aterradoras, las mismas que hacen que la mayoría prefiera simplemente seguir sometidos a las reglas de su entorno, ya que al fin y al cabo le permiten sobrevivir sin mayor esfuerzo, aunque ello implique la mediocridad de una existencia sin sentido, sin metas, y por ende sin logros, pero con una comodidad sin sobresaltos.
Es por eso que ante el llamado de la aventura la respuesta casi inmediata y justificada sea la del rechazo, porque nuestro héroe, todavía uno más de su entorno, se pregunta si se justifica el arriesgarlo todo, incluso su vida, por conseguir algo que quizás ni siquiera sea valorado en su justa medida, así que creará evasivas y distracciones, inventará excusas que no lo hagan ver (ante los demás y ante él mismo), como un cobarde, así que “conectará la tele en busca de una nueva quimera y se dirá que tal vez mañana se ponga en marcha”.
Aventurarse es adentrarse en un territorio desconocido e incierto, es dejar la tranquilidad de la rutina, es dejarse arrastrar al descubrimiento de lugares, de cosas, e incluso de nosotros mismos para encontrar al final resultados que tal vez no nos esperábamos y que no queríamos hallar. Eso da miedo, y no es para menos.
Pero para llegar a convertirse en héroe lo primero que debemos enfrentar son nuestros propios miedos, porque sólo a partir de allí nuestro espíritu se verá fortalecido y podrá enfrentar con relativo éxito las guerras que se avecinan.
Esta es la etapa de la duda, pero que debe ser superada, como todas las siguientes, para llegar a conseguir el elixir de la gloria, la que lo eleve por encima de los demás, que lo haga único, y él lo sabe, pero solo no podrá dar el paso, y es allí donde emerge la figura que lo hará tomar al fin la decisión definitiva de agarrar la rienda y enfrentarse a lo que la aventura le depare, pero esa figura y sus implicaciones son parte de la cuarta etapa que veremos más adelante.
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